Empezó a llover muy fuerte,
las calles estaban llenas de agua.
Llovía como si dejaras la ducha abierta por horas y horas.
Corríamos y saltábamos,
la lluvia estaba viva, como si Dios estuviese llorando.
Me sentía un animal liberado del zoológico.
Las calles estaban desérticas pero caían las lágrimas desde el cielo.
La lluvia era las lágrimas de un hombre que caían como cataratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario