martes, 24 de junio de 2014

Mafalda y la realidad

En la materia sociología estamos trabajando con el personaje Mafalda, investigamos diferentes hechos históricos ocurridos en el periodo donde la historieta fue publicada como: la revolución cubana, el hippismo, la guerra de Vietnam, entre otros. Luego realizamos una linea de tiempo ubicando cada uno de los hechos en orden cronológico.

miércoles, 18 de junio de 2014

Los iconos, índices y símbolos: Los colores de la cultura

Hace unas clases, en Comunicación, Cultura y Sociedad, comenzamos a trabajar con el tema de los índices, los símbolos y los iconos. Verán, ¿no parece, cuando viajamos a otro país- o quizás a otra provincia-, qué los habitantes tienen costumbres o formas de comunicarse que nosotros no entendemos? ¿Por qué?

El año pasado viajé a Brasil. Ya de por sí viajar a otro país es como viajar a otro mundo, y mucho más si hablan un idioma distinto al tuyo. Mi mamá por suerte sabía portugués, así que ella hizo la 'charla', pero cuando estaba sola, entraba en pánico. Recuerdo una vez que mi mamá estaba cansada y me fui sola a la pileta del hotel. Los carteles que me guiaban estaban en portugués y en inglés, por ello no me fue difícil reconocer los símbolos. Sin embargo, cuando llegué a la pileta e irónicamente me dieron ganas de ir al baño, no sabia adónde ir. Le pregunté a la única persona que estaba conmigo en el área de la pileta, ¡pero resultó ser holandesa y entendía menos que yo!

Al final llegó una familia española que había estado en el hotel más tiempo que yo, y me guiaron hasta el lugar que buscaba. Cuando salí los volví a encontrar en la pileta, y nos quejábamos como todo turista, por qué no estaban claras las cosas. Por lo menos habrían puesto un cartel con los típicos dibujos del hombrecito y la mujercita que se encuentran e identifican en casi todo el mundo. Éstos son los iconos, que pueden también ser las señales de tránsito o también las ambientales, como las que se encuentran en Bariloche y Mar de las Pampas, señalizando que el área es peligrosa para encender un fuego.
 Así, en clase leímos un extracto del libro Signo de Umberto Eco, y no pude dejar de identificarme con lo que le pasó. El hombre había viajado al exterior, no sabía el idioma local y necesitaba ser atendido por un médico ya que se sentía mal. Para seguir profundizándonos en el tema, la profesora nos asignó a cada grupo hacer un video, con el fin de poner en escena algún signo, símbolo o icono. Este es nuestro video:  

 (Aclaración: el signo que mundialmente se entiende como el de la paz, en el que levantamos el dedo índice y su consiguiente, en Argentina se relaciona como la 'V' de Victoria de los Peronistas- partido político de la presidente argentina; mientras que en el Reino Unido, el signo se relaciona con el ex Primer Ministro, Winston Churchill.)

 Es increíble cómo meros símbolos o iconos pueden comunicar más que mil palabras. La seña de la paz, el asentir o disentir, hasta también un guiño... cada uno de puede representar diferentes significados en diferentes culturas o países-también entre generaciones.
 En otras palabras, podríamos decir que los símbolos, índices o iconos pueden también ser una especie de lenguaje de una determinada sociedad o cultura- que esta constituido por una serie de pautas culturales y sociales que ya sea implícitamente o no fueron aceptadas por una sociedad en un momento histórico. Éstas reglas son objeto de estudio de la proxémica- que analiza el significado de las relaciones a distancia, la orientación y el espacio en la comunicación interpersonal- y de la kinésica- que representa al estudio del significado de los gestos corporales y los movimientos.
 ¿Pero qué es lo que hace que estos gestos y símbolos estén tan presentes en nuestra sociedad y hasta puedan identificar culturas y sociedades? Pues la respuesta es simple: los seres humanos somos seres de 'comunicación'. Lo que quiero decir es que el hombre es un ser social y una- o diría, la más importante- característica es que nos podemos expresar y comunicar entre nosotros mediante estos gestos y símbolos. Y así también se forja una cultura, a base de intercambio entre personas.

lunes, 9 de junio de 2014

Infografía: El Acuífero Guaraní

Realizamos una infografía sobre el Acuífero Guaraní, la cual muestra los países que poseen este recurso, su ubicación y su problemática.

Mafalda y la política internacional

Uno de los temas que Quino trata mediante su historieta Mafalda es la política internacional, en varias ocasiones Mafalda cuestiona la política esto se debe a que Mafalda fue creada en un tiempo hiper politizado, una época llena de sospechas políticas respecto al sistema capitalista.
La personalidad Mafalda y su inconformismo con el estado económico la lleva a un cuestionamiento constante de la realidad. Esto es porque el personaje coincidió en el tiempo con el caos geopolítico de la invasión estadounidense a Vietnam, lo que hace entender las constantes apelaciones a la defensa de los derechos humanos y llamados a la paz mundial.

Mafalda también refleja el progresismo de su época con comentarios feministas, cuestiona una y otra vez la decisión que tomó su madre sobre los estudios.

Proyecto Mafalda: 1964-2014

padresmafalda7.jpgMafalda es una historieta desarrollada por Joaquín Salvador Lavado que es conocido por  su apodo “Quino”. La tira salió en el año 1964 y este año cumple 50 años de su primera publicación. En la materia sociología analizamos los personajes de los padres.
Con respecto a los padres de Mafalda, la madre es ama de casa. Ella siempre esta o lavando, o planchando o haciendo tareas del hogar. Cada noche y cada mediodía se ve obligada a pensar qué comida hará. Aunque esa pregunta no sirve ya que siempre termina preparando sopa, la cual Mafalda odia tomar. Raquel, su madre, se ve atormentada por el remordimiento de haber abandonado su carrera para formar una familia. Se puede decir que ronda entre los 36 y 37 años ya que Mafalda la descubre arrancándose una cana. Su hija, Mafalda, se presenta en contra de las decisiones que tomó su madre en el pasado con respecto a no haber seguido con su carrera para finalmente formar una familia.
Acerca del padre, no sabemos su nombre ya que en la historieta no es nombrado. Es el típico empleado de oficina que se la pasa haciendo cuentas para llegar a fin de mes, procurando los gastos familiares. Cuida a su auto como si fuese su tercer hijo. Es amante de las plantas de interior. No comprende los avances y retos de las nuevas generaciones. Las dudas que le propone Mafalda con respecto a los males del mundo lo dejan en duda o entredicho en más de una ocasión. Ambos personajes son pasivos, limitados, levemente fracasados y poseen un par de debilidades con respecto a su hija y el “Never calm”.
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domingo, 8 de junio de 2014

Mi día en la colimba

Me llamo José Carlos Saavedra , tengo 18 años. Hoy, 5 de octubre de 1988, es el sorteo en cual se decide si tengo que asistir al servicio militar. Toda mi familia está alterada mi madre lleva llorando una semana seguida. Estamos todos sentados en la mesa redonda de la casa de mi tía con mi primo de misma edad esperando que llegue nuestro número. Mi número de documento termina en 874, al cabo de esperar hasta las 8 de la noche me toco un número tan alto que ni recuerdo escucharlo tan sólo con haber oído "novecientos..." Se escucho de fondo el terrible llanto de mi madre y tía, mi padre está completamente preocupado porque no quiere que pase por lo mismo que el paso. A la hora salió el número de mi primo y por suerte a él no le toco ir.

El lunes en el colegio me encontré con mis compañeros, mi mejor amigo Octavio tenía que ir conmigo a la Colimba y por suerte vamos a ir juntos a la fuerzas aéreas. A otros de mis compañeros les tocó ir a la marina que desgraciadamente son 2 años de servicio. Pensamos todas las opciones posibles para poder evitar esto: fingir que teníamos una discapacidad física o mental, una enfermedad o simplemente pedir prórroga, pero los adultos no lo permitieron debido a que pensaban que era irresponsable y lo único que pudimos hacer fue esperar hasta que llegue el día en que partíamos hacia el sur del país para que comience nuestro entrenamiento militar.

Finalmente llego el día en que nos teníamos que subir a un camión a las 5 de la mañana   y luego un tren y viajar sin rumbo hasta llegar a un destino desconocido, o al menos eso me contó un vecino del barrio. Mientras subía al camión pude detectar que había mucha diversidad de cultura, mayormente gente que venía desde el norte del país hacia Buenos Aires para luego partir hacia el sur. Junto con Octavio nos subimos al camión donde viajamos amontonados con otros 25 jóvenes de mi misma edad y me di cuenta que se veían mas aterrorizados que nunca, y supongo que mis expresiones muestran lo mismo.

Después de 9 largas horas llegamos a Bahía Blanca para descargar los alimentos, algunas armas, uniformes, y subirnos todos a un tren que nos dejaba en nuestro destino: Comodoro Rivadavia, Chubut. Ya eran 4 de la tarde cuando el tren emprendió camino y todavía nos quedaban otras 7 horas de viaje. Todos estábamos aún más agotados y asustados por lo que nos quedaba adelante. Durante el viaje fui hablando con con unos chicos de Jujuy y Entre Ríos que estaban preocupados porque hace unos días que no hablaban con su familia; hasta ese momento me había olvidado y ni se me había cruzado por la mente el hecho de que era muy probable que no tuviera como comunicarme con mi familia. Nuestra charla duró un par de horas hasta que decidimos dormirnos para no gastar nuestras fuerzas antes de que empiece la tortura y bastó ni esperar cinco minutos y ya estábamos todos dormidos.

Llegamos a Comodoro Rivadavia a las 11 de la noche aproximadamente, nos despertaron a todos como si fuéramos un grupo de salvajes traídos del más allá que íbamos a ser usados de esclavos. Descargamos los miles de uniformes en bolsas, una cantidad innumerable de armas que espantaron mas de a uno, un par de bolsas de alimentos de la cual nos sentíamos preocupados por su cantidad ya que era muy poco y por último algunos elementos de oficina como máquinas de escribir. Al cabo de las horas, ordenamos cada una de las cosas donde los sargentos nos dijeron y nos ordenaron que nos fuéramos a dormir. Sin vacilar fuimos a una especie de habitación que se encontraba a un lado de la casona principal donde dormían los sargentos, sus familias y algún que otro empleado; el lugar donde dormimos es una amplia habitación fría con una cama una al lado de otra que la separa un “cajón” medio roto donde nos permite guardar nuestras pertenencias y el uniforme. Nos ubicamos en los duros colchones donde tendríamos que dormir los futuros 12 meses y al pasar un segundo no escuché ni un alma, todos se habían dormido.

Me desperté de golpe por el seco y doloroso ruido de un silbato en mi oído, mire el reloj y eran las 5:30 am. Nos dieron exactamente 20 minutos para ponernos nuestros uniformes, comer un trozo de pan, tomar un vaso de leche y dirigirnos al terreno donde comenzarán los entrenamientos. Mientras me vestía lo más rápido posible pude escuchar que tan solo a unos metros de Héctor, un muchacho de Córdoba, no encontraba su zapato y acusaba a otro de nosotros de habérselo robado, por causa del escándalo que hizo Hector, el fue llevado a una casucha lejana para servirle al hijo de unos de los sargentos que todo lo que hacía era pedirle que lo lleve de acá para allá.







Hasta las 5 de la tarde estuvimos en bosque, volvimos destruidos no podíamos caminar a uno de los chicos lo llevamos arrastrando y por eso nos seguían insultando cada vez mas y mas. Llegamos a nuestra nuevo hogar donde pensamos en irnos a dormir de inmediato pero no, todavía faltaba la mitad del dia. No bastó estar ahí ni 5 minutos que ya nos dividieron a todos en diferentes grupos y nos llevaron a hacer más actividades, nos enseñaron actividades de supervivencia, como manejar un arma (a aquellos que no sabían) y nos hicieron hacer más trabajos físicos. Nos tuvieron ahí hasta las 10 de la noche que nos dejaron volver al refugio donde nos duchamos. Comimos un guiso sentados en el piso donde ponían todos los restos de comida, pero no nos quejamos porque por un lado sabíamos que nos iban a castigar y porque teníamos tanta hambre que comíamos cualquier cosa.

Cuando todos terminamos de comer, lavamos nuestros platos y los guardamos en una alacena que teníamos en un rincón de la habitación, nos sacabamos nuestros uniformes, los doblamos y los guardamos en el cajón, nos acostamos en la cama dura como una piedra pero que ahora era cómoda como dormir en una nube, cerramos los ojos y rezamos que los restos de los días que nos quedaban en el infierno fueran lo más leve posible.